El corazón de la Tierra, es el lugar sagrado donde me encuentro ahora, mejor conocida como la Sierra Nevada, ubicada en el norte de Colombia. Pirámide natural, en su cuerpo co-existen todos los ecosistemas, estoy entre la cadera (pozo Caimán), los vellos y cabellos (árboles frondosos), bajando por las venas (río Palomino) que descienden hacia la mar (Caribe).
Esta estructura es parte del eje de mi estudio y acción con la Tierra, ha sido muy grato aprender de las culturas originarias que sostienen este entorno natural (Arhuacos, Koguis, Wiwas, Kankuamos) al saberse en relación con la estructura del cuerpo de la madre Tierra.
Estoy tratando de simplificar un cúmulo de información que todavía estoy procesando, todo comenzó con un giro de timón e inesperado vuelo de Citrina hacia Colombia, el país de las mariposas. En luna nueva agradecí meditar frente al mar, e ir descubriendo la biodiversidad extraordinaria que aquí habita. Estando aquí comprendo más profundamente la perspectiva del disco “Deja” de Bomba Estéreo, donde las letras se encuerpan con el paisaje.
Caminando con el amanecer, un israeLí me señaló el camino hacia la Sierra, ese día lucía despejada y se alcanzaba a ver su majestuosa nieve. Así que continúe el vuelo a Palomino, donde por Aras -del destino- un DJ de Turquía, fui recibida en una de sus habitaciones de airbnb llamada Selva.
Él me advirtió que por las mañanas llegaba un ave a despertar, cuál sería mi grata sorpresa al día siguiente de descubrir que esa ave era el mismísimo Carpintero Cheje, que un año anterior había imaginado como personaje del elenco de las aves para la obra de la selva “Silba la Soledad”. Así fue como comenzó el llamado de la abuela para decirme que había llegado a ella.
En el camino hacia el corazón del mundo, observé diversos murales que me iban dando pistas de lo que estaba por vivir. Colibríes, miradas de niñas y niños koguis y arhuacos, la selva de la Sierra Nevada y el compartir desde la nutrición de los alimentos.
En México, mientras meditaba en el viaje a Colombia, la universa me brindó la tesis llamada “La praxis artística como ritual de Pagamento en Ia Sierra Nevada de Santa Marta” de Victoria Eugenia García Moreno. Dicho ritual llamó mi atención. Cabe mencionar que desde hace varios años trabajo enfocada a la selva Lacandona (Chiapas), y al leer la tesis encontré mucha similitud con las culturas originarias de la Sierra. Lo que me hizo intencionar en dar el Ritual por la vida de las selvas de México y Colombia. Después de tantos años trabajando detrás del escritorio para financiar la coreografía de la selva, estoy aquí para poner mi cuerpo por la abuela selva.
Una noche antes tembló. Para el ritual al corazón de la Tierra, traje rocas del río Lacantún de la selva Lacandona, con la intención de venerar al agua que llena de vitalidad la frondosa selva. En pozo de agua de río (útero de la madre), gracias al apoyo de mi amiga arhuaca Seydín, los materiales fueron encaminados y bien recibidos por el Mamo Mar-celino.
Posteriormente al ritual, y gracias a la apertura de Vanessa, continúe subiendo por la selva para llegar a “Selvatorium, laboratorio vivo y sanatorio autónomo” escuela comunitaria primaria que da clases a niñes koguis y arhuacos entre 05 a 15 años. Conocí a les maestres Mitzi, Alexis, y Anderson, quien me propuso ser chef durante esa semana que iniciaba el ciclo escolar.
En Morelia había tenido una preparación como cocinera con la compañía de mi padre abuelo Sol, y también gracias al confinamiento fue agrandándose mi gusto por la creatividad en la cocina, integrando nutrientes que nos brinda la madre Tierra. Debo confesar que tenía un poco de miedo pues no había cocinado para 25 personas pero me comuniqué con la fuente para que mis manos expandieran los alimentos, y así fue como ni faltó ni sobró comida deliciosa hecha con ingredientes nutritivos.
Como era la primera semana del ciclo escolar, me propusieron que diera la clase de Salud, desde mi profesión como danzante de la Tierra (bailarina y coreógrafa) abordo las sesiones comenzando por reconocernos hijas e hijos de la Tierra, quien nos brinda los alimentos para co-existir con su cuerpo. Partiendo con ejemplos como el salar de Baja California que lucen como grandes estructuras musculares, imágenes de nuestros músculos, y una imagen donde el ajo partido a la mitad luce como una fibra muscular del cuerpo. Realizamos un listado de alimentes que las familias normalmente cocinan como la yuca, el ñame, el plátano, la piña, la zanahoria, por mencionar solo algunos, hicimos una investigación del para qué sirve y finalmente sumamos los ingredientes para realizar un recetario colectivo.
A la semana siguiente, la luna comenzó a llenarse, hice trazos coreográficos para por primera vez en mi vida dar danza desde el paisaje a personas que cohabitan con el entorno natural. Ese día de mi ascenso hacia la selva, la Sierra estaba despejada permitiéndome observar su pico donde se crean los hilos de pensamientos, coloqué mis rodillas venerando al sagrado momento, dando gracias porque ella se había abierto para ser observada, mariposa voló frente a mis ojos, lloré de felicidad.
Al medio día que se perfeccionó la Luna llena en Leo con el cenit del Sol, di función de danza entre las rocas del río Palomino poniéndome la capa de Citrina, los lobitos del Selvatorium veían a lo lejos una mariposa danzar, abiertos mis brazos a los árboles continuaba dando gracias por tanta vida tan vibrante llena de pax, al final de la danza les invité a nadar al río porque es algo que disfrutan demasiado. El tiempoespacio se eclipsó con las hojas de los árboles y los rayos de sol incidiendo sobre ellas que parecía oro cayendo del cielo, me emocioné mucho, sentí que la Tierra estaba feliz, las niñas koguis y arhuacas se lanzaron hacia mi para que las cargara en el agua, fuimos muy felices, Jimena (una niña yogui que parece japonesa) se acercó para darme una flor amarilla.
las niñas koguis y arhuacas
La vida con la selva, sin dinero, con agua abundante. Al final de la jornada vamos al río a nadar, comemos delicioso, escribo, me arrullo en hamaca, escucho los sonidos de la noche, sapos, grillos y seres que no hay palabras para describirles.
Cuando la curiosidad me llevó a conocer donde el agua del pico sagrado se une con el mar, me llegó una gran desolación de ver que en todos los lugares se repite la misma historia: devastación del hombre que por necedad de querer tenerlo acaba con todo, al final hay deforestación y ganado pastando sobre selva recién podada, mientras se escucha la música al ritmo del alcohol.
Acá en la ciudad (aunque Palomino es un pueblo muy pequeño) es todo lo contrario al interior de la selva, hay mucha destrucción que marea, me pone triste observar a arhuacos caídos en alcohol, o koguis observando a las personas en el billar. Aún así los murales de la biodiversidad y habitantes originarios prevalecen presentes a nuestros ojos.
Las historias continúan, estoy agradecida con la vida, con los y las hermanos de luz que voy conociendo, como Peter Treagan -Eter- Protector del agua, Paty y Andrés de la Carreta Vegana, Silfo Cifuentes –Hippie Kogui-, Nanalu –Tejedora del Tiempo-, por mencionar solo algunes.
Estoy alineada en el camino hacia la selva, viviendo en un espacio octagonal donde toda meditanz es elevada. En esta casa cuerpo se está volviendo a hacer la selva, busco la ubicación del Metro Mixcoac (escenario de la obra Silba la Soledad) y la encuentro reverdecida, como nunca antes la había conocido.
creada la obra de la selva
Vamos a darlo todo y todo es dando
Llevo apenas 1 mes, constantemente lloro de tanto agradecimiento y felicidad que siento al estar aquí, quién diría que el fin del mundo como lo conocemos me tocaría vivirlo en la montaña sagrada. Vivimos en el abundante paraíso mientras los hombres de la ciudad lanzan bombas.
¿Cuánto mide el corazón verde?
Pagamentos al agua,
mucho sagrado para cuidar.
mucha información para cuidar.
α 1ª parte en La Sierra • Biodiversidad
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